Fondos EIE
Unión Europea
DepartamentodeDesarrolloRural
ySostenibilidad
Asociación para el Desarrollo Rural Integral de Las Tierras del Jiloca y Gallocanta
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Estrategia de Desarrollo Local Participativo
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2. Zona Geográfica Cubierta por la Estrategia.
suelos diversos (ácidos y básicos), así como a los facto-
res ambientales locales de carácter azonal (litológicas o
geomorfológicas) que aportan mosaicidad en el paisaje.
Además de estos cinco factores naturales debe añadirse
la influencia antrópica por su enorme capacidad en el mo-
delado del paisaje.
A ello debe sumarse la enorme influencia de nues-
tra especie en cuanto a su capacidad para modelar el
paisaje vegetal. El poblamiento humano de esta parte de
la cordillera Ibérica data de hace 5.000 años ha produci-
do una intensa modificación de los sistemas ecológicos,
bien mediante su acción directa bien mediante el manejo
de poblaciones de herbívoros domésticos. De tal forma
que no hay paisajes naturales y apenas seminaturales,
pudiendo hablarse de un paisaje cultural. De esta mane-
ra, y a lo largo de varios miles de años, los ecosistemas
forestales han visto reducida su extensión, y modificada
su estructura y su funcionamiento, siendo suplantados
por estadios inmaduros de la sucesión ecológica (eriales,
pastizales y matorrales). Otra buena parte de los mis-
mos, han sido totalmente transformados en ecosistemas
agrarios de carácter artificial en los que se cultivan ciertas
especies productoras de alimentos. En otros casos, se
han modificado las características del medio físico de tal
modo (drenajes, vertidos, aporte de residuos, etc.) que
han propiciado cambios profundos en la composición y
estructura de los ecosistemas (ríos, humedales), desa-
pareciendo algunas especies exigentes y sensibles y
haciéndose presentes otras más generalistas y banales.
La práctica totalidad del territorio de las comarcas
del Jiloca y Campo de Daroca se sitúa dentro del piso
bioclimático supramediterráneo, aquél en el que las tem-
peraturas medias anuales se encuentran entre los 8 y los
13 ºC. Si bien, en el sector más nororiental (Villar y He-
rrera de los Navarros) el río Cámaras al abrirse hacia el
Campo de Belchite se beneficia de la influencia térmica
del Ebro por lo que se incluye en el piso mesomediterrá-
neo (temperaturas medias anuales se encuentran entre
los 13 ºC y 17 ºC). A tenor de los datos de precipitaciones
le corresponde un ombroclima seco, por tener valores de
precipitación comprendidos entre los 350 y los 600 mm.
Las plantas que componen la flo-
ra de un territorio tienden a distribuirse
por aquellas zonas que les ofrezcan las
condiciones ambientes que requieren
para poder sobrevivir con éxito. Ade-
más, las especies que presentan reque-
rimientos similares tienden a agruparse
formando unas estructuras complejas
conocidas con el nombre de comunida-
des vegetales.
Si pudiéramos conocer cómo era la
cubierta vegetal de las Tierras del Jiloca
y Gallocanta antes de intervenir el ser
humano encontraríamos su
vegetación
potencial.
Estaría formada por den-
sos bosques esclerófilos perennifolios
mediterráneos (carrascales) y bosques
subesclerófilos marcescentes medite-
rráneos (marojales y rebollares). Unos
y otros, desde las montañas, descenderían hasta imbri-
carse en los bosques planocaducifolios de galería que
orlarían las riberas del Jiloca, Pancrudo, Huerva, Aguas
Vivas y Piedra y de su red de arroyos y ramblas deudo-
ras. En las zonas donde afloraban los roquedos (crestas,
cantiles y páramos) o en los claros del bosque resultan-
tes de los esporádicos incendios naturales causados por
el rayo, predominarían los matorrales y los pastizales,
permaneciendo en el tiempo en los ambientes rupícolas
o evolucionando hacia el bosque en las áreas afectadas
por el fuego mediante el proceso de sucesión ecológica.
Ambientes más localizados, como son los aljezares, los
canchales, las charcas y lagunas tendrían comunidades
de herbáceas adaptadas a sus singulares factores abió-
ticos.
Pero, tras la intensa intervención humana, encon-
traremos un paisaje vegetal, muy modificado: la
vegeta-
ción real.
Este el que a continuación se describe.
2.2.5.1.- Los bosques climáticos
El
marojo
(Quercus pyrenaica) formaría el bosque
característico de aquellas sierras menos secas en las que
afloran cuarcitas, areniscas y conglomerados silíceos, es
decir en la sierra de Cucalón (cabecera del río Cámaras y
Huerva), en la de Pelarda, en la de Santa Cruz, Valdelaca-
sa, en Sierra Menera y en algunos enclaves adecuados del
Valdellosa y del Alto Pancrudo. Las escasas precipitaciones