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Fondos EIE

Unión Europea

DepartamentodeDesarrolloRural

ySostenibilidad

TIERRAS DEL

JILOCA Y

GALLOCANTA

Asociación para el Desarrollo Rural Integral de Las Tierras del Jiloca y Gallocanta

_

Estrategia de Desarrollo Local Participativo

_

2. Zona Geográfica Cubierta por la Estrategia.

En pleno valle del Pancrudo afloran otros sedimentos ter-

ciarios de origen lacustre formados por yesos, margas y

calizas. En áreas muy localizadas como es el fondo de la

cubeta endorreica de Gallocanta y en puntos localizados,

donde se han exhumado las arcillas con evaporitas triá-

sicas, produciéndose la eflorescencia de aguas salobres

del subsuelo. También hay rocas magmáticas de origen

volcánico (basaltos, andesitas y riolitas) procedentes de

episodios eruptivos en el Pérmico aunque son muy poco

representativas en cuanto a su extensión.

2.2.4.- EL CLIMA O LA PERSONALIDAD ECOLÓ-

GICA DEL TERRITORIO

Uno de los rasgos físicos que mejor caracterizan a

las Tierras del Jiloca y de Gallocanta es la singularidad

de su

clima

. Los factores climáticos tienen una influencia

decisiva en los ecosistemas terrestres y, por tanto, en su

avifauna. Las características climáticas están determina-

das por su latitud, el rango de altitudes, la orografía y la

situación dentro de la península Ibérica. Por ello, consi-

derando los valores medios anuales y mensuales de tem-

peratura y precipitación (Köppen) pueden diferenciarse

tres tipos: el submediterráneo continental frío es el más

representativo y ocupa las zonas más altas, el submedi-

terráneo continental cálido en su orla de menor altitud y

el mediterráneo continental en su sector más próximo al

valle del Ebro. En conjunto, puede considerarse como de

montaña media mediterránea continentalizada, carácter

éste que se acentúa en el fondo de la depresión del Jiloca

al quedar aislada entre las montañas vecinas y, por tanto,

alejadas de los efectos de las masas de aire de origen

marino.

La temperatura viene determinada por el relieve y

por su situación geográfica. Las temperaturas medias

anuales oscilan entre los 9,5 ºC y los 12,5 ºC, valores

muy inferiores a lo que correspondería por su altitud.

Dentro de la comarca pueden establecerse algunas dife-

rencias en el termoclima, siendo menos fríos los tramos

más bajos del Huerva, Cámaras y, sobre todo, del Jiloca.

Las temperaturas medias anuales disminuyen al remon-

tar los valles o al ascender hacia las sierras alcanzando

los valores mínimos en las estribaciones de la sierra de

Lidón y en el núcleo de la sierra de Pelarda. Las mínimas

coinciden con los meses de invierno, que son largos y

fríos, ya que las heladas se suelen dar durante ocho me-

ses en las zonas de mayor altitud; son habituales cada

año las mínimas inferiores a –10 ºC y más esporádicas

las de –20 ºC, siendo el más afectado el sector SO (Sie-

rra Menera). Las temperaturas máximas se producen

durante el verano que, aún cuando no son muy largos,

pueden llegar a ser puntualmente muy calurosos (máxi-

mas próximas a 40 ºC), especialmente en el sector NE

(Cámaras y Huerva). El otoño y la primavera son breves

estaciones de transición, especialmente esta última. Esta

notable oscilación térmica anual se pone de manifiesto

diariamente, produciéndose diferencias que superan los

20 ºC dentro de un mismo día. La explicación de este fe-

nómeno se debe al aislamiento de esta comarca de la in-

fluencia de las masas de aire mediterráneas y atlánticas,

al quedar encerrada entre los macizos montañosos; la

escasa humedad del aire y la ausencia nubosidad, favo-

recen la

acusada continentalidad y permiten alcanzar

temperaturas extremas.

La

escasez de precipitaciones

es el otro rasgo

climático fundamental siendo muy inferiores a lo que co-

rrespondería a tenor de su altitud. Esto es debido a la

sombra pluviométrica ejercida por los macizos montaño-

sos próximos. A pesar del efecto barrera producido por

los notables relieves de la Ibérica meridional, la influencia

de las perturbaciones producidas en el Mediterráneo en

las precipitaciones es muy superior a la de los frentes

atlánticos, que llegan ya muy atenuados a la depresión

del Jiloca.

Estas se caracterizan por su sequedad estacional

y, sobre todo, por la irregularidad interanual. Los valores

medios pluviométricos oscilan entre los 380 mm del fondo

del valle del Jiloca y los 550 mm del Alto Pancrudo. El

régimen anual es mediterráneo, concentrándose en pri-

mavera y en otoño, si bien son frecuentes las tormentas

estivales. El meteoro pluviométrico que predomina es la

lluvia, ya que las nevadas invernales son muy escasas y

de poca significación.

2.2.5.- EL PAISAJE VEGETAL: UN COMPLEJO Y

DINÁMICO MOSAICO

La gran diversidad de paisajes que presenta la pe-

nínsula Ibérica es el resultado de su gran variedad de

hábitats que resultan de la complejidad orográfica y geo-

morfológica, la compartimentación geográfica y de sus-

tratos geológicos, la variedad en los climas y la historia

biológica marcada por su localización entre dos mundos

florísticos que ha propiciado una flora extraordinariamen-

te rica en el contexto europeo.

La cordillera Ibérica tiene el carácter de corredor bio-

lógico ya que comunica la región biogeográfica Eurosibe-

riana (propia del norte peninsular) con la Mediterránea

(que ocupa el resto de la misma), y aún dentro de ésta

atraviesa muy diferentes provincias como son la Carpeta-

no-Ibérico-Leonesa, la Castellano-Maestrazgo-Manche-

ga, la Aragonesa y la Catalano-Valenciano-Provenzal.

Seis son los factores que determinan la composi-

ción y estructura del paisaje vegetal en esta zona de la

cordillera Ibérica. Por un lado la latitud que determina el

termoclima, la continentalidad por su alejamiento de la

atemperanza marina, la variación altitudinal que estable-

ce pisos de vegetación, la doble personalidad de los sus-

tratos geológicos (silícea y carbonatada) permite crear