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En las fiestas tocaban los músicos de Loscos y los de Lanzuela (años 40-50); había carreras de pollos, de burros y pedestres, siempre acompañadas de música.
Las fiestas de invierno duraban 4 días y siempre tenían música. A Fombuena iban a tocar los músicos de Lanzuela, Daroca y Encinacorba, y durante un tiempo acudió Lamberto de Mainar (en los años 50), con el laúd. Se recuerda que Lamberto y su acompañante (el Chato, con seguridad) estuvieron 9 días en el pueblo, por San Blas, retenidos por la nieve, en lo que supuso un alargamiento de la fiesta.
Hubo rondadores en el pueblo: José Lechón Romeo, Martín Herrero (voz, guitarra) y Eulogio Hernández (laúd).
En los últimos tiempos se ha recuperado la música tradicional como parte de las fiestas, con iniciativas como la de Ricardo Ramos Izaguerri, dulzainero, que ha actuado por la zona.
Entre los músicos de antaño se cita a un intérprete de flauta de tres agujeros y tamboril (principios del s. XX), posiblemente herencia de los ancestros navarros del pueblo3.
La música de rondalla siempre ha tenido sitio en Herrera. Las rondas eran muy frecuentes, y el baile se hizo con música de cuerda hasta bien entrado el siglo XX. En este contexto arraigaron piezas hoy muy típicas de la localidad: la mazurca, el fox, la rumba.
En los años 30, Manuel Moliner Ferrer (era quinto de 1910) tocaba con los hermanos llamados los Cadejos y con Mariano Monje.
Alejandro Moliner Moliner (n. 1928), Hipólito Moliner Moliner y Gregorio Moliner Moliner, hijos de Manuel Moliner Ferrer, formaban grupo con Casimiro Pérez (que vivía en Villar de los Navarros) y con Álvaro Valios Serrano; Álvaro, buen cantor además, ganó un concurso de jotas en Barcelona en 1943. Los descendientes de los Moliner continúan la dinastía musical en Zaragoza.
Miguel Anadón es uno de los músicos más inquietos de toda la región. Aprendió a tocar la flauta (gaita) siendo muy joven, y se construyó la que todavía utiliza, hecha en caña. Su repertorio tiene en las piezas bailables su parte principal. Dirigió la Orquesta Lara, de Herrera, que fue un intento de crear una banda en la localidad, y ha estado activo en todas las empresas musicales que han surgido en el pueblo.
En los últimos años, en Herrera de los Navarros se ha trabajado por recuperar la música tradicional. Además de la representación del Dance, la creación del grupo de los Gaiteros de Herrera ha otorgado un valor añadido a este esfuerzo, con la característica siempre notable de mezclar dos generaciones de músicos. Los miembros del grupo son José Binaburo (dulzaina), Carlos Binaburo (hijo de José y miembro del grupo Telaraina; dulzaina), Adela Prat (dulzaina), Águeda Pérez (dulzaina), Clara Mozota Pérez (hija de Águeda, dulzaina), Chelo Mozota Pérez (igualmente hija de Águeda, tambor) y Miguel Anadón (bombo, tambor, flauta de caña).
Durante tiempo, los gaiteros del Villar fueron muy requeridos, acudiendo a menudo a tocar por el Campo de Belchite. Se recuerda a Benito Pujala, gaitero, y a su hijo Antonio.
Ya entrados en el siglo XX, Sixto Beltrán (activo en los 40), Casimiro El Sastre (nacido en Herrera; laúd) y Salvador Contamina Gracia eran los músicos del lugar. Casimiro hacía baile por los pueblos, con mayor frecuencia en Santa Cruz de Nogueras. En tiempos más recientes ha tocado la bandurria Ramón Prat Sanz.
Para celebrar las corridas de pollos acudían los gaiteros de La Hoz de la Vieja, que llegaban siempre con un mulo. Eran dos y tocaban el clarinete y el tambor. Después continuaban su ruta para tocar en Monforte de Moyuela.
Para hacer el baile solían ir músicos de Aguarón y Daroca. Jesús de Daroca era habitual en los años 40.
A finales de los 40 y en los 50, las rondas y el baile del pueblo se hacían con Sixto Beltrán y Manuel de los Roches (guitarra y laúd).
En la iglesia, el cura Cristino Felices, de Herrera, tocaba el armonio. La aurora de Santa Lucía (13 de diciembre) la cantaba un grupo reducido de auroros (que eran siempre hombres mayores).
Casimiro El Sastre del Villar de los Navarros (tocaba el laúd) y Los Sastres de Loscos solían hacer el baile en el pueblo. Para las fiestas iban el Tío Jesús de Daroca y los gaiteros de Lanzuela, con Santiago el Ciego de Lanzuela, entre ellos. Santiago y Emiliano tocaban el violín a dúo habitualmente en el baile.
El Ciego de Lanzuela también tocaba junto a los Sastres de Loscos, y era el encargado de tocar el baile de los Mayordomos. Se recuerda que los de Loscos cobraban 50 pesetas por el baile; mucho más asequible era el acordeonista del pueblo, Félix Martínez, Tío Félix, que cobraba una sola peseta (años 40). Isaac Martínez fue otro acordeonista del lugar. Al parecer, Félix tocaba un acordeón diatónico, e Isaac algún cromático.
En Nogueras se nos dio referencia de un pastor de Santa Cruz de finales del XIX que tocaba la gaita (flauta de caña), el Tío Perico.
El pueblo se ubica en la intersección del ámbito de la Sierra de Herrera con el de Cucalón-Lanzuela. Siempre fue devoto de La Virgen de Herrera, pero musicalmente recibía la visita de los gaiteros de Lanzuela (véase la foto de la portada de este libro), que iban a tocar para las carreras de pollos, en las fiestas de cazadores y otros eventos.
Para las fiestas mayores se contrataba también a los tañedores de Blesa (que hacían el baile antiguo), en su formación de trío que incluía al Ciego de Muniesa. Años más tarde solía contarse con músicos de Encinacorba y Daroca (viento y percusión); más recientemente se ha recurrido a grupos de Garrapinillos y Zaragoza (bandas y charangas).
El baile del domingo contaba con los músicos de Loscos (violín y guitarra). También se hacían rondas, con los músicos del pueblo Eduardo Serrano y Antonio Rubio (laúd, guitarra), y en las mismas se usaban ganchos de hierro como percusión.
En Bádenas se celebraban los mayos (para Pascua Florida), con baile y ramos. Adeodato Cebollada (1908-1963) y Emiliano Cebollada, hermanos, eran buenos cantantes (jotas, tangos, etc.), y cantaban en misa y en los entierros. También destacaron como bailadoras de jota Lorenza y Martina.
© ADRI & grupo musical Lahiez
© Manuel Sánchez, 2000-2008
NOTAS A ESTE APARTADO
3. A Alfredo Nuez el Zapatero le fue recogida una rumba, que aparece bautizada como Rumba del topo en el trabajo de Ángel Vergara Falordias de Chuglars.
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