Asociación para el Desarrollo Rural Integral
de las tierras del Jiloca y Gallocanta

Músicos de las tierras del Jiloca, Galocanta y Alto Huerva

Introducción

Como no podría ser de otra forma, en los pueblos del Campo de Daroca y del Jiloca la música vive y pervive, en lo personal y en lo colectivo, de una manera especial. A quienes hemos recogido los materiales que aquí se presentan, muchas personas nos han comunicado sus recuerdos, conocimientos y vivencias a este respecto. Aunque no resulta posible reflejar todo cuanto ello supone y significa, sí querríamos destacar este hecho como punto de partida. A manera de simple exposición de datos, daremos en este apartado sucinta razón de lo que se nos ha explicado sobre los músicos que se recuerdan en cada lugar.

Banda de CimballaLa historia oral de la música popular nos aporta datos que alcanzan hasta las postrimerías del siglo XIX.  En base a esta memoria se puede reconstruir un mapa musical de la zona estudiada, que muestra varios focos de señalada actividad, dentro de una red musical bien interrelacionada. En el pasado, prácticamente todas las poblaciones de las dos comarcas tuvieron algún tipo de vida musical más allá del ámbito personal o familiar; esto es, la música del pueblo y en vivo, como recurso social, fue un factor de importancia. A finales del siglo XIX, en las tierras del Jiloca existía una intensa actividad musical. Rondallas, bandas y grupos de gaiteros reunían un buen número de instrumentistas, que se complementaba con la presencia en el territorio de buenos joteros, y una afición reseñable al canto entre el pueblo en general.

  El intercambio cultural y musical con otras comarcas era también importante; la difusión de los repertorios y de los instrumentos era rápida y fluida, como puede apreciarse todavía al investigarlos.

Ya con músicos semi-profesionales (o profesionales a tiempo parcial), ya con aficionados locales, la comunidad resolvía sus requerimientos musicales con un orden y una precisión que a nuestros ojos les resultan cuando menos admirables.

Habitualmente, y como es bien sabido, los núcleos de población contrataban a los distintos tipos de músicos para sus diversas celebraciones, amenizadas con variados tipos de música. En el mundo rural, el uso diversificado de la música originó un cierto reparto de las tareas musicales entre los intérpretes, que en buena medida se especializaron. Aunque todo se debe matizar, la llegada de la música moderna pronunció esa ramificación de estilos, ya iniciada mucho antes, y los cambios sociales sobrevenidos supusieron el abandono, en muchos casos, de repertorios y actos con música específicos, que fueron quedando anticuados.

Por sus características y su modo de funcionamiento, y por la existencia de unas tradiciones musicales (o mejor dicho, de tradiciones con música), varias zonas de nuestras comarcas conservaron durante décadas formas de hacer música que eran herencia de siglos anteriores. El mundo de los gaiteros se definía más por su tipo de relación social que por sus repertorios o estilística. La mayor parte de estos músicos cambió de instrumentación y de repertorio cuantas veces hizo falta, ya fuera a lo largo de una dinastía de músicos o en una sola vida. En el espacio que nos ocupa, el caso de los gaiteros de Torralbilla y Lanzuela resulta paradigmático.

Mientras los esquemas musicales más tradicionales permanecían como fundamentales en algunas áreas, nuevas formas de hacer y entender la música prosperaron incesantemente, adaptándose localmente y sirviendo de puente a las sucesivas tendencias. La flexibilidad del músico en estos aspectos quedó reflejada de manera elocuente en muchos lugares.

Banda de EncinacorbaLos músicos de Encinacorba y Cimballa, como ejemplos más representativos, resultaron muy importantes para los pueblos de nuestra zona, al ser capaces de presentarse en los lugares más apartados y plantear una nueva relación entre el músico y la sociedad, e incluso una suerte de autonomía del individuo músico frente a la entidad (la Banda, habitualmente). En muchos casos era cuestión de prestigio contratar una banda musical al completo. Las poblaciones mayores pudieron constituir pronto las suyas, pero las de menores recursos tendían a contratar grupos más reducidos de músicos, que podían cubrir tanto los repertorios más solemnes como los más lúdicos. Es en este escenario, aún recordado, en el que varios grupos de músicos establecieron sus recorridos (anuales o estacionales) y sus requerimientos, dejando muy pocas localidades fuera de su alcance, y llevando consigo tradiciones musicales y nuevas tendencias de un lugar a otro.

Es preciso hacer mención especial de la Banda de Música de Encinacorba, localidad lindante con el Campo de Daroca. La Banda apareció en torno a 1880, y desde entonces ha sido una referencia musical fundamental para nuestras comarcas. Fue fundada por un músico de apellido Ratia, y posteriormente dirigida por Sabino Gil Fierro. Tras algunos problemas y escisiones, Luis Pérez del Corral reagrupó la Banda hacia 1885, y alargó su labor de director hasta su muerte, acaecida en 1942. Posteriormente, han dirigido la Banda de Música de Encinacorba Juan Gasca Gil, sobrino de Luis Pérez del Corral, y que también fue director de la Banda de Música de la Almunia de Doña Godina; Conrado Casanova Pardos, que ejerció en el cargo unas cuatro décadas; y León Casanova Rodrigo, profesor de clarinete y anteriormente subdirector de la Banda de Música de la Diputación Provincial de Zaragoza.

La Banda de Música de Encinacorba alcanzó un gran prestigio y actuó regularmente en  Aragón, Guadalajara y Soria. En tiempos pasados, aparte de sus actuaciones al completo, buena parte de su plantilla se dedicó a recorrer los pueblos para cubrir la variada demanda musical, dividiéndose en pequeños grupos que cubrieron un amplio territorio. Los músicos de Encinacorba persisten en la memoria de muchas de las localidades de nuestras comarcas, en las que interpretaban los más diversos repertorios, combinando las músicas propias de cada lugar con sus propios gustos. Su actividad resultó muy influyente, y fue la entidad encargada de llevar una manera de hacer y de entender la música por estas tierras, durante un período en el que la la Banda era la formación musical por excelencia. De su ubicuidad deriva en buena parte la difusión de muchas piezas musicales, que se recuerdan como propias en diversos pueblos, bastante distantes entre sí en ocasiones.

Banda de CalamochaConviene resaltar los distintos focos musicales que han funcionado en estos territorios. Por una parte tenemos los pueblos del valle del Jiloca, que incluyen las mayores poblaciones (Daroca, Calamocha, Monreal) y han presentado siempre cierta competencia entre sus distintas formaciones musicales; y por otra una serie de localidades de las zonas periféricas, cuya importancia musical resulta digna de destacar (Cutanda, Lanzuela, Loscos, y ya en las Cuencas Mineras, Blesa y La Hoz de la Vieja). Como es lógico, en unos lugares se cultivaron más unos estilos que otros, o dominó un tipo de instrumentación más concreto, o fue distinta la duración del período en el que las agrupaciones musicales locales tuvieron vigencia.

La influencia de la música de banda y la difusión de los modernos instrumentos de viento, con el proceso de evolución y cambio de los repertorios musicales, dio origen a la aparición de una serie de tipos de grupos musicales. En un principio, la mayoría estaban compuestos por miembros de las bandas (Encinacorba, Cimballa, Calamocha), que se subdividían y atendían las distintas demandas musicales. Con posterioridad surgieron un buen número de orquestas, en las que se integraban tanto los músicos mayores como los jóvenes, adaptando los repertorios constantemente a las nuevas tendencias. Más tarde fueron llegando instrumentos electrónicos y formas avanzadas de amplificación, en lo que supuso una nueva revolución.

A continuación mencionamos una serie de datos relativos a músicos de las dos comarcas estudiadas, con alguna mención a localidades vecinas del Señorío de Molina, de las Cuencas Mineras o de las comunidades de Calatayud y Teruel. En lo posible, se citan tanto los músicos que acudían o acuden a tocar para las fiestas locales como los músicos propios de cada localidad.

© ADRI & grupo musical Lahiez

© Manuel Sánchez, 2000-2008

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