Asociación para el Desarrollo Rural Integral
de las tierras del Jiloca y Gallocanta

Verano

El ciclo anual

Las fiestas estivales comienzan con la noche de San Juan (23 al 24 de junio), cristianización de la celebración solsticial. Antes de la reforma gregoriana del calendario (que adelantó diez días los eventos astronómicos), era San Pedro (29 de junio) el día de la gran fiesta. En muchos pueblos del Jiloca y de la cuenca de Gallocanta, tienen más importancia los actos celebrados en la noche de San Pedro que los de San Juan; pero todos pertenecen al mismo concepto simbólico.

Las hogueras, sanjuanadas y enramadas presiden las fiestas de San Juan y San Pedro. Las hogueras de San Juan son comunes tanto en la ribera del Jiloca como en los pueblos más alejados (Aldehuela de Liestos, Bello...). Las sanjuanadas son actos festivos que suelen reúnir algún tipo de comida para toda la comunidad, juegos y música.

La costumbre de las enramadas presenta en la comarca algunas variedades, tanto por las fechas en que era costumbre colocarlas como por su composición florística. Por lo general eran ramos de flores que un mozo, o un grupo de chicos, ponían en la ventana a  una moza en la noche de San Juan18.

Común en la zona es llamar también enramada a un árbol –al que también se le llama mayo-, generalmente chopo, que suele plantarse la noche del 28 al 29 de junio (así, en Singra, en donde se colocan dos árboles19), y del que se esperaban siempre variados efectos beneficiosos para toda la comunidad. La misma costumbre aparece o se recuerda en otros pueblos, ya se llame enramada o mayo al árbol: Torralba de los Sisones,

Odón, etc. En Odón, el último mayo se plantó el día de San Pedro de 193420; según parece, en este lugar, durante el primer tercio del siglo XX, el árbol –un pino- se quedaba en la plaza todo el verano. En algunos lugares se colgaban del árbol regalos u ofrendas –flores, frutas, hiedra...- dedicados a alguien en concreto.

En Torralba de los Frailes, Cubel, Bello y otros lugares se sigue celebrando, el día de San Pedro, la Fiesta de Pastores21, en la cual se hacían tradicionalmente los contratos de pastoreo para la temporada.

Mujeres en Bádenas.En julio, las fiestas más destacadas son Santiago y Santa Ana. Entre esos días y el final del verano se agrupan las fiestas mayores de los pueblos; en los últimos tiempos están concentradas de facto en el mes de agosto, ya que por causas prácticas se han cambiado de fecha.

El mes de julio significaba en muchos lugares la llegada de los llamados agosteros, que acudían a trabajar en la época de siega. Se recuerda sobre todo a las cuadrillas de  alicantinos y yeclanos22, que además de buenos trabajadores eran muy dados a cantar por la noche, y que venían desde Levante y Murcia con sus propios instrumentos musicales. En lugares como Torralba de los Frailes dejaron un buen repertorio como legado (polcas, mazurcas, pasodobles, valses).

La trilla de agosto era otra de las tareas importantes en la agricultura tradicional, y llevaba asociada a menudo la celebración de bodas, programadas para la etapa de descenso del trabajo, de mayores ingresos y de regreso al lugar de origen para el caso de los jornaleros.

Caro Baroja explicó las diferencias entre las comunidades rurales típicamente cosecheras y las de siega, y señaló la importancia que tenían los temporeros en la sociedad rural. Con ellos, los periodos de recolección de fruta y de siega se hacían cosmopolitas, había una apertura de costumbres y la sociedad mejoraba su articulación. El viaje, el cambio y hasta el despilfarro se hacían posibles. Por su parte, la cosecha se daba en un ambiente más familiar, en una comunidad vecinal, que seguía una serie de celebraciones más rituales. Para Caro, las fiestas de la cosecha son el fundamento de casi todas las fiestas patronales, mientras que las celebraciones propias de la siega, que tenían unas características propias, se han diluido con el tiempo y no han derivado en nada.

La principal festividad de la comarca en agosto es el día 16, San Roque, quien fuera el protector contra la epidemia de Peste Negra. El culto a San Roque llegó a la zona en el siglo XIV, cuando el sur de Francia estaba incluido en la Corona de Aragón. Roque era occitano, y la difusión de su fiesta se vio favorecida por la presencia en Aragón de una numerosa población de origen franco, tanto en el pueblo llano como entre el monacato. El santo cuenta aún en la comarca con un especial fervor, y es patrón de numerosas fiestas, como las de Calatayud.

Los bailes a San Roque se extienden por todo el territorio, y son especialmente célebres los de Calamocha23, Cutanda24, Atea y Villafeliche. También en esta fecha, en Aldehuela de Liestos se bailan los pollos en honor al santo.

El último domingo de agosto se celebraba la acción de gracias por la cosecha; esta festividad perdura en algunos pueblos como Used. El 31 de agosto (San Ramón Nonato) es la fiesta mayor de Báguena, que cierra la serie festiva del mes.

Durante el mes de septiembre, la festividad más sobresaliente era la de Nuestra Señora de la Natividad (día 8), patrona de algunos pueblos, como Bello. En Berrueco se celebra la rolda ese día; en Odón tenía lugar la bajada de la Virgen de la Cuesta, y Used y Santed se juntaban en romería en la Virgen de la Olmeda.

Los días 14, 15 y 16 de septiembre, Castejón de Tornos celebraba las procesiones del Santo Ecce Homo, unas de las más curiosas de la comarca.

© ADRI & grupo musical Lahiez

© Manuel Sánchez, 2000-2008

 

NOTAS A ESTE APARTADO

18.   Es conocida la gran difusión geográfica de este rito vegetal. En la cuenca del Jiloca las enramadas se concentran a finales de junio, como en la zona del Señorío de Molina; es costumbre hacer los ramos de flores a las buenas mozas, y de otros componentes –como aliagas- a las que no lo son tanto. En zonas muy próximas se conocen enramadas más tempranas, quizá emparentadas con las marzas. Así, en Loscos, es costumbre hacer ramos con flores de almendro, al final del invierno. Hay que notar cómo la pervivencia de estas costumbres ha dependido muchas veces de que haya alguna persona que las fomente; así, por ejemplo, en Odón se mantuvieron vivas mientras el Tío Melenas se ocupó de las mismas.

19.   Véase el artículo de R. Martínez García, “Estudio etnológico de Singra”, en la revista Xiloca.

20.   Dato aportado por Tomás Hernández, de Odón.

21.   La fiesta del contrato de los pastores, al comenzar el verano, puede ser una reminiscencia de viejas tradiciones; Bonnasie las remonta a la época visigótica.

21.     Los peones de Yecla (Murcia) llegaban cada año a Odón en un número que rondaba el centenar; al acabar su trabajo seguían hasta Molina, en donde se juntaban con otros paisanos. Los temporeros alicantinos acudieron cada mes de julio a la comarca durante décadas, hasta la adopción del tractor y otra maquinaria; solían repartirse en pequeñas cuadrillas, de cuatro o cinco personas, y se les recuerda en Torralba de los Frailes, Castejón, Gallocanta, Used, etc. Otros jornaleros procedían de Galicia o, en mayor número, de la propia comarca: Orcajo, Tornos, etc. Datos aportados por Tomás Gil, Lázaro Hernández, Miguel Ballestín y Adolfo López.

23.   El Centro de Estudios del Jiloca publica los Cuadernos del Baile de San Roque; en esa y otras de sus publicaciones se puede obtener amplia documentación sobre este baile.

24.     Consúltense los artículos de Tomás Guitarte referentes a este baile de Cutanda.

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